Como si de un conductor suicida
se tratara, el asteroide 2015 BZ509, conocido como «Bee-Zed», lleva por
lo menos un millón de años orbitando alrededor de Júpiter en dirección contraria al resto de los 6.000 asteroides
que comparten espacio con el planeta gigante. Y por mucho que lo
intenten, los astrónomos que lo observan son incapaces de explicar por
qué.
Bee-Zed, en efecto, «es el único asteroide de todo el Sistema Solar conocido por tener una órbita opuesta y retrógrada alrededor del Sol y al mismo tiempo compartir el espacio orbital de un planeta», afirma Paul Wiegert, coautor del estudio que se publica esta semana en Nature.
Prácticamente la totalidad de los cerca de 800.000 asteroides conocidos en nuestro Sistema Solar viajan alrededor del Sol en lo que se llama movimiento progrado":
es decir, hacia la izquierda cuando se les observa desde arriba. Pero
el asteroide 2015 BZ509 hace todo lo contrario y orbita con un movimiento retrógrado,
en el sentido de las agujas del reloj y desplazándose, por lo tanto,
contra el flujo de todos los demás asteroides que forman el séquito del
planeta gigante.
Dicho de otra forma, es como si Júpiter fuera un enorme tráiler circulando
por una autopista que rodea al Sol, y los asteroides que lo acompañan
fueran pequeños utilitarios zumbando todos en la misma dirección.
Todos menos Bee-Zed, que se mueve por la misma autopista pero en la
dirección equivocada, zigzagueando entre el resto de los 6.000 coches y
evitando como puede en cada vuelta chocar contra el gigantesco camión.
El extraño asteroide hace lo mismo en cada vuelta, y así durante miles y
miles de vueltas desde hace por lo menos un millón de años.
Entonces,
¿Por qué no ha chocado ya Bee-Zed contra Júpiter? La razón, según los
investigadores, es que es el propio planeta gigante el que, en cada
pasada, desvía con su empuje el camino del asteroide, permitiendo que ambos prosigan su viaje sin más incidentes.
Un asteroide de tres kilómetros
Lo cierto es que se sabe aún muy poco sobre esta curiosa roca espacial, descubierta en Enero de 2015. Tiene un diámetro de unos 3 km, y se especula con la posibilidad de que proceda del mismo lugar que el cometa Halley,
que también tiene una órbita retrógrada. Pero aún no ha sido posible
determinar si Bee-Zed también es un cometa de hielo o si, por el
contrario, se trata de un asteroide rocoso.
Sin embargo, lo que los cálculos han dejado bien claro después de 300 días de
observación con el Gran Telescopio Binocular del monte Graham, en
Arizona, es que el díscolo asteroide, a pesar de su extraña conducta, es
perfectamente capaz de mantener una órbita estable alrededor de Júpiter.
De hecho, esos mismos cálculos indican que su órbita ha permanecido prácticamente inalterada
por lo menos desde hace un millón de años, y que podrá seguir siendo
estable durante otro millón de años más. Aprender más sobre este
asteroide y las circunstancias que le rodean constituye todo un desafío para
los astrónomos, siempre en busca de objetos nuevos y desconocidos en
nuestro sistema planetario. En palabras de Wiegert: «El trabajo de
detectives acaba de comenzar».
¿A qué les suena esto?, a las tantas incidencias inexplicables que habitan el Sistema Solar. El Caballero Negro de polo a polo, este objeto a contracorriente inteligentemente
Artículo original de ABC ciencia.
http://www.abc.es/ciencia/abci-extrano-caso-asteroide-suicida-orbita-reves-201703292106_noticia.html
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